Algo insiste hacia la necesidad de un diagnóstico de la actualidad en los trabajos que los autores nos comparten en este número de nuestra revista.
Violencia, difamación, ataque al Estado y por ende a las instituciones, intentos de reducir y vaciar de contenido, arrasar con las ideologías, son parte del panorama de nuestra sociedad hoy. Lo punitivo mata lo preventivo, mata los cuidados en el terreno de nuestras infancias y adolescencias, ya sea como objetivo o como efecto, a partir de políticas públicas absolutamente direccionadas.
Incontable número de instituciones arrasadas, El Bonaparte y el Garrahan aparecen como la parte que da cuenta del todo, en este panorama que ha sido dado en llamar por muchos deshumanización. Sin embargo, quienes nos dedicamos al psicoanálisis sabemos que el humano no tiende únicamente al amor, sino que como Freud indicara, en una entrevista realizada por George Sylvester (1926) y relevada por Ricardo Ferraris, también es hacia la propia extinción.
La pregunta por las razones de prevalencia de esa inclinación hacia la muerte en cada época no es materia de la que los psicoanalistas podamos prescindir, sino todo lo contrario.
Por esa razón este número de nuestra revista aloja esa pregunta. Los autores saben alojarla sin dejar por fuera que no solamente nuestras infancias son exterminadas, sino que los representantes de la transmisión en la cultura, a quienes llamamos jubilados, son hambreados, torturados, reprimidos, de las más diversas brutales, pero también sutiles maneras.
La universidad pública sigue estando en la mira para la operatoria tanatica puesta en marcha, pero, aún resiste.
La praxis más acá o más allá de la inteligencia artificial, ¿qué es ser adultos?, el pasaje al acto, el valor de la palabra, el terror y la muerte, el filicidio, la crueldad y sus diversas manifestaciones, el sufrimiento psíquico de los niños, el duelo de un niño, la indiferencia, aparecen considerados en cruces entre diferentes discursos. El arte, la literatura, lo forense, hacen nudo en estos recorridos de los que el psicoanálisis abreva.
En este horizonte postdemocrático de devastación de los lazos, el trabajo y las producciones del saber, la escritura tiene un valor agregado: la insistencia de la letra como esa persistencia de lo vital por seguir abriéndose caminos. Ese resto inalienable y pulsátil que no podrá ser cancelado por ningún decreto.
Agradecemos a lxs autores entendiendo que la palabra escrita que se da lugar en este número es un bastión de la resistencia que hace obstáculo a la descarga mortífera imperante y por ende es una apuesta ética a la dignidad del sujeto humano.